La importancia de cómo hablamos a nuestros niños
Si decimos que hay palabras y maneras de hablar que matan, que
hieren, que enferman y que condicionan negativamente el desarrollo del
niño, es que también hay palabra y maneras de hablarle al niño, que
apoyan su desarrollo y su integridad.
El contenido de las palabras, frases como “eres tonto”, “eres vago”
etc, es evidente que daña el núcleo del ser del niño, pero como vemos en
muchos artículos actualmente, el tono y la manera de comunicarnos
también puede dañar o ayudar al niño. “Ponte la chaqueta”, es una frase
“neutral”, pero si constantemente digo frases de este tipo, aunque no
gritando, pero con un tono seco, duro, lineal, entonces también le hago
daño. El grito y el hablar agresivo es nocivo incluso desde el punto
de vista fisiológico: En la primer infancia el pulmón aún está
aprendiendo a respirar, contantes “sustos” provocados por el grito
adulto, crean una contracción y parada respiratoria, que a largo plazo
dará un patrón respiratorio y un funcionamiento del pulmón más débil.
En nuestras manos está pues, hacernos cargo, responsabilizarnos de
nuestra manera de hablar, tanto respecto a las palabras que usamos como
al tono y melodía. (...) Se tiene poca conciencia respecto a que si nuestro
tono es duro y siempre emite una energía de cierto enfado, o si por el
contrario es demasiado blando y “ñoño” y nuestro NO, tiene poca
consistencia. Justamente la mamá que tiene este patrón, cuando no
consigue su objetivo, después de 5 Nos poco eficientes, grita otros 5
Nos histéricos!. El punto medio, hablar con claridad, pero desde la
asertividad, con seguridad, presencia y energía, pero sin atisbo de
agresividad, es todo un reto. Prueben decir ¡Ponte la chaqueta!, con
tono lineal pero ascendente, lleno de entusiasmo.
También debemos aprender a hablar con un tono cálido, envolvente,
redondo, que no se nos haga “cursi”, que no sea ni el truco del canto,
ni el truco de la vocecita ñoña, infantiloide, con la que muchas mamás y
educadores se dirigen a los niños, como si fueran idiotas (perdón). Los
niños quieren escuchar personas de verdad, auténticas, verdaderas y con
control y conciencia de sí mismas.
(...)
En fin, sé que lo que les propongo es un gran reto, pero se trata del
futuro de nuestros niños y por ende de nuestra
sociedad…Transformándonos a nosotros mismos, empieza la transformación
del Planeta. ¡Animo, que merece la pena!
¿y cómo lo hacemos?
Es posible, trabajarnos estas cosas, la manera de hablar se puede
entrenar, en un primer momento se trata sobre todo de ganar
autoconciencia y auto percepción respecto a nuestro tono y tipo de
frases que hacemos, para desde ahí poder ir corrigiendo. En los Talleres
“Mejora tu Voz y capacidad comunicativa”, especialmente “Expresividad y
Asertividad”, van en esta línea. Aunque también básico, y mucho, es si
nuestra voz suena bien, libre de ronqueras y disfonías. Un lenguaje bien
articulado y con un tono saludable, también genera una buena
disposición de patrones respiratorios y de lenguaje en el niño, ya que
por empatía orgánica, sus cuerdas vocales vibran como las nuestras y si
nosotros a todos los niveles “vibramos positivo”, ¡más vibración
positiva para la vida del niño!.
Y aquí va un consejo para empezar el cambio ya:
Rudolf Steiner nos recomienda lo siguiente: Si has nombrado al niño
durante el día (o durante la jornada escolar en el caso de los maestros)
con un grito o tono duro, antes de despedirte, vuelve a decir su nombre
entero, amorosamente. Así podemos “reparar “ mucho del daño hecho.
Lamentablemente muchos padres y maestros dicen el nombre completo del
niño, justamente para regañarlos, relacionando el niño su nombre, su
identidad entera, a nivel inconsciente, con algo negativo. Enfadados
los adultos dicen ¡Alejandro! Y con “buen rollito”, ¡Ale!. Desde mi
experiencia respecto a la importancia de ser nombrados con nuestro
nombre entero, ya que aúna potencialmente nuestros talentos y cualidades
innatas, os invito a cuidar la manera en que nombramos a nuestros
niños: nombrémoslos aceptando todo su potencial (nombre entero) y
bonito…